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Emprendedores

Por Andrés Binetti

Recorrió lento los mil setecientos metros de camino de ripio que separaban la ruta del local. Las banquinas estaban sembradas de botellas viejas, latas de cerveza, cajas de vino.

Caminó agarrada de su bolso azul de lona con la inscripción EXXON en letras rojas. El bolso era un recuerdo de su madre, nunca supo cómo lo había obtenido, pero la última noche en el hospital la enfermera le dijo:

-Llevate todo, mirá que lo que queda se tira.

 Y ella puso en el bolsito el cepillo de carey, el jabón, la colonia fragancia pino, una mañanita tejida a mano,  la  dentadura postiza.

Golpeó la puerta del local

-¿Quién?- Gritaron desde adentro.

A Sandra no le salió la voz.

-No abrimos hasta las ocho- volvió a gritar la voz desde adentro y Sandra lo imaginó gordo por el tono de voz.

-Soy Sandra – dijo.

-¿Quien? 

-Sandra, me manda la Nelly Guarniery.

Pasaron unos instantes y se abrió la puerta. El hombre no era gordo, más bien macizo, de unos cincuenta años, musculosa negra y pantalón de gimnasia azul.

-Pasá.

Sandra entró al local, una barra larga, banquetas, dos televisores enormes en las esquinas, mesas desparramadas. Palmeras de neón sobre la barra, apagadas. La noche estaba estancada en ese lugar, pensó Sandra, a pesar de los rayos de sol que se colaban por una ventana que tenía los vidrios mal pintados de negro. 

-¿Así que la Nelly Guarniery’? Me dicen Koinor ¿vos sos?

-Sandra.

-Sandra no te queda bien… a la tarde va a venir la Polaca que las ayuda con el maquillaje y esas cosas, decile que te bautice.

-Está bien. 

El Koinor levantó el dedo índice y lo hizo girar en el aire. Sandra no entendió.

-Vueltita-  Le dijo.

Sandra giró lento sobre los talones.

-Está bien, va a andar, escuchame el arreglo es cincuenta-cincuenta. Si hay descuento lo pagás vos, descuento le hacemos solo a los habituales, si tomás algo lo pagás vos, la ropa te la va a dar la polaca, eso no lo pagás. ¿está claro?

-Si..si.

-Te voy a dar la pieza del fondo, vestite como te parezca mejor, después vemos.

El Koinor la acompañó  por un pasillo largo que daba a las habitaciones, una puerta seguida de la otra, hasta el final, en la última puerta  abrió con una llave que a Sandra le pareció diminuta.

-Pasá -le dijo- esta era la pieza de Antonella, si llegás a encontrar algo alcanzalo a la barra. Le prometí que le guardaba las cosas.

-Dónde está – preguntó Sandra.

-Volvió a Venezuela.

El Koinor cerró la puerta suavemente. Sandra observó la habitación, una cama, una pequeña cómoda, un biombo contra la pared, espejos, a la izquierda una ventana con los vidrios pintados de negro, trató de abrir la ventana pero estaba soldada. Por una hendija de la pintura pudo ver el patio del local. Entre los cajones de cerveza apilados correteaban dos gallinas.

Andrés Binetti
Andrés Binetti

Dramaturgo y director teatral de extensa formación y trayectoria.
Allá por 2006 ganaba el Trinidad Guevara como revelación por su obra “Llanto de perro”. Y no se equivocaban. Le siguieron obras como “La piojera”, “Petit Hotel Chernobyl”, “Trilogía argentina amateur” (junto a Mariano Saba), sólo por mencionar algunas de las más de 30 obras que lleva estrenadas, varias editadas, y muchas que han participado en festivales nacionales e internacionales.
Desde hace diez años es parte de la Fundación Somigliana, que dirige el Teatro del Pueblo. 
Además de continuar escribiendo y dirigiendo, es formador de dramaturgxs y de directores, en la UNA, en la EMAD, en la Diplomatura en Dramaturgia de la UBA, y en otras universidades.
Ávido lector de poesía, gran asador y fan de Los Redondos.

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6 Comentarios sobre “Emprendedores

  1. Paula dice:

    sólo un master como Binetti te lleva así de la mano, te muestra el paisaje, te sentás en un tronquito a mirarlo… y ahí nomás, volvés al título: creó un mundo con poquitas palabras… Gracias!

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