Victoria Sarchi

Fugaz

Entre nosotros hay tensión. Hace años. Sostenidos años. A veces parece que mengua, pero basta con una palabra un poco efusiva o una mirada apenas punzante para que la tensión regrese con más cuerpo, con más vigor, con más vigencia. Lo tengo parado al lado, no muy cerca pero ahí está. Tiene un pucho apagado en los labios. Típico suyo. Los acostumbra a su boca antes de fumarlos. Mira lo mismo que yo. Hablo poco con él para no equivocarme. No quiero decir nada que lo altere, y eso me sale muy fácil, no sé cómo lo hago, pero lo hago.

Es nochebuena. Así que voy a ser piadosa. Y la mejor manera de serlo es cerrando la boca. Pero él se acerca y también es raro no decir nada. Por el mismo motivo, porque es nochebuena y hay que ser piadosa. Respiro profundo. Espero que él inicie la conversación, así contesto cortito y no me expongo. No me animo a decir una oración larga y cuando uno empieza una charla tiene que plantear un tópico. Si dijera por ejemplo: lindo. Él me preguntaría: ¿qué? Y de todas maneras tendría que extenderme para que entendiese de qué hablo.

Tengo ojotas y el rocío del pasto me moja los pies. Se me ponen fríos y el frío hace que me cueste reaccionar. Pienso en pedirle un cigarrillo pero fuma marlboro y marlboro no me gusta. Siento que los dos queremos acercarnos pero no sabemos cómo, hay algo roto, descuajado, que por segundos parece unirse pero que rápidamente se rompe en más pedazos, se descuaja en más y más partes, cada vez más chiquititas, más astilladas, cada vez más invisibles. Parece que va decir algo pero no, se mete las manos en los bolsillos. Eso ya me molesta. Estaba yo primera acá, en esta parte de pasto, mirando esta parte de cielo ¿a qué venís, si no vas a decir nada? No lo digo pero de seguro que ya me cambió el semblante. Odio mi obviedad.

En la mesa están por empezar a servir el postre. Está puesta en la galería de la casa. Estamos en un campo con una extensión enorme, tanto que la noche y la tierra se unen en una eternidad. Hay mucha gente. Mi hermano está completamente borracho. Todavía no cometió ningún arrebato pero todos los suyos sabemos que va a terminar mal. Es cuestión de tiempo. Todas sus borracheras terminan con alguien ofendido. Espero no ser yo esta noche objeto de su diversión. Solamente recibí dos flechas en la frente de su parte hasta el momento, deseo que eso haya sido todo pero con él… nunca se sabe. De momento tiene otra víctima, y la está disfrutando tanto. Lo bueno es que por ahora la víctima está tan entretenida en la otra punta de la mesa charlando que no se entera de que está siendo blanco de muchísimas gastadas. Ya le dijimos que la corte pero es tan ingenioso y desfachatado que nos hace reír, y eso hace que siga y no pare. Se ceba, y le encanta. Yo me sentí tan incómoda que me alejé, porque si bien me duele la panza de tanto reírme ya me da vergüenza. Habla muy fuerte, en algún momento se devela todo.

Veo una estrella fugaz, lo quiero comentar pero me callo a ver si dice algo él. Nada. No me quiero ir de ahí porque el cielo está exquisito y tampoco quiero volver a la mesa por el borracho de mi hermano, pero este silencio ya me está incomodando. Nadie cede con nada. Nadie habla pero nadie se va. Quiero decirle que se vaya, que si me alejé de todos fue por algo. Y que ese algo suele ser soledad. Segundos de soledad. Saca del bolsillo un encendedor. Hace salir la chispa. Prende el cigarro. Inhala humo. No me mira pero lo escucho decir: es un manto de estrellas la noche. Y me emociono. Y por esos segundos algo se une entre nosotros y disfruto el instante de tenerlo al lado.

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7 Comentarios sobre “Fugaz

  1. Lidia dice:

    Muy bueno Vicky!! Cuántas veces nos sentimos solos entre mucha gente. Pero siempre hay y un rayo de esperanza.

  2. Graciela Liliana Pussetto dice:

    Me encantó….me identifiqué….me puse justo ahí….!!!!!
    Quien no pasó por algo por el estilo….?
    Siempre disfruto de lo que escribís…. casi como que siento parecido pero no sé decirlo.
    Seguí escribiendo…. jamás renuncies a tus sueños………

  3. Alejandro Fain dice:

    Me gusta mucho la atmosfera del cuento. Creo que en algún momento y mas en esa fecha especial que son las fiestas, pasamos por un momento así. En donde uno está alerta de cuál va a ser el momento en donde la vas a pasar muy mal. en donde vas a pensar porque no me quede en mi casa relajado y tomándome un buen trago. Donde el brindis no debe ser con champagne, sino con un buen Whisky que te ayude ahogar las penas jajaja. Te felicito Vicky, gracias por tan lindo relato.

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