Por Malena Vince
Diciembre:
El Negro, mi viejo, era flojo. Tanto, que no murió de golpe por ninguno de los tres ACV que tuvo sino que se fue muriendo de a poquito. Tuvo suerte, pese a ser debilucho. Su mujer (que en lo concreto ya era su “ex”) decidió no separarse en los papeles porque conocía su historial de desidia médica y también (¿por qué no?) de ímpetu y su último acto de bondad fue dejarle la obra social al viejo.
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