Invitadx, Pecados Capitales

Envidia

Por Brenda Bonotto

Está enojada. Es temprano y quisiera no haberse tenido que levantar de la cama. Los sábados -ahora que dejó de asistir a las clases de pintura en Bellas Artes- son para dormir un rato más de lo normal. Le gusta haraganear sin ser vista ni interrumpida en ese momento de intimidad; quedarse en la cama observando cómo se dibujan las figuras de los árboles en la pared cuando la luz atraviesa las rendijas de la persiana, escuchar al pájaro que canta bicho feo. Pero hoy, en este preciso momento, los ojos le pesan demasiado y las manos le sudan, lo cual no suele sucederle muy a menudo. Está nerviosa, sí, pero no es exactamente ese el estado. Siente algo extraño: algo en las vísceras le indica que a partir de hoy tendrá que asumir una responsabilidad a raíz de todo esto que no sabe muy bien cuál es. Nadie logró explicarle muy bien hasta ahora de qué se trata o qué se espera de ella. 

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