Marcela Inda

Intermedio

Hoy fui al cine. O, mejor dicho, volví al cine después de mucho tiempo. Y confieso que me dio muchísimo placer ese momento en que la luz baja, las voces se acallan hasta ser murmullo que se vuelve silencio. Y ahí, ahí empieza la cosa. Me reacomodé en la butaca y me dispuse, toda yo, al viaje. 

Como una niña pequeña, los ojos bien abiertos a esa ventana que da al mundo. Como un alma viajera, curiosa, sedienta. Como una enamorada, me entrego, sí, me dejo llevar.

Y el tobogán va por túneles oscuros esta vez. Drama. Silencios largos. Nadie miró nunca tanto el horizonte como los personajes que tengo ahora enfrente. Y, como público comprometido que soy, intento poner de mí, imaginar qué revolución interior estarán atravesando… Crisis existenciales, despedidas desgarradoras, amores sinigual. Y mucho, mucho silencio. Mucha cosa no dicha, sonrisas sin dibujar. Lluvia, tormenta… el cosmos llora acompañando la tragedia. Shakespeare.

Será que en estos días necesito tanto el sol… O será que mi atención cada vez se dispersa con más facilidad. Sea. Lo que sea. De repente me vi pensando en otra cosa, lejos de ahí. Más en la butaca que en el mundo que me hacía señas desde la pantalla, más acá que allá. Y pensé: qué lejos están esos oscuros rincones, de las fotos con filtro de Instagram. Luminosas, brillantes, sin arrugas, me sonríen y les doy ´like´. Sus criaturas aman y son amadas, crían hijos, gatos y perros. Las plantas les viven y hasta les florecen. Aprenden a cocinar magníficas recetas. Ahora casi no viajan (quien lo logra, coleccionará montones de corazoncitos), pero recuerdan gloriosas aventuras del pasado reciente. Ahí todo es luz y esa felicidad de la selfie, tan particular, tan llena de glitter… 

Dos polos. Dos versiones de la cosa, digamos. El sombrío indagar/retorcer, el mostrar plano/pleno. Y, claro, me tienta la pregunta… ¿cuál será la posta? ¿Dónde está lo más parecido a lo verdadero? Pero es una trampa, porque me quedo afuera, una vez más me siento a mirar. Entonces reformulo, y me incorporo: eso que llamo yo (y mis intentos), ¿dónde están en este entuerto? ¿En qué vereda camino, tropiezo, salto a la soga?

No sé. Pero sé que no es acá, y no es allá tampoco. Es más bien algo en el intermedio. En una zona de circulación, de variaciones. Ojo, no es tibio lo intermedio, no. No es eso. Hay a veces sosiego. Y nada. Y horizonte. Y, ¿por qué no?, selfies, también, cada tanto. Y cada tanto una visita a la vida de los otros dando like a lo loco. Pero también, por suerte, hay momentos de fuegos incendiarios que amenazan con consumir la vida, y así parece, por un rato, que todo esto tiene sentido.



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2 Comentarios sobre “Intermedio

  1. Lea dice:

    Muy profundo relato sobre la vida como protagonista( a veces) y (casi siempre) espectadora. Dos medios para vivir la vida de los otros: la ficción en la pantalla y la realidad? en las selfies que los conocidos mandan por las redes. Personajes y personas. ¿O todos son personajes? Tal vez todos lo seamos jugando un rol para las apariencias y la persona surja cuando está sola en breves momentos…

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