Marcela Inda

A veces la vida se pone generosa

A veces la vida se pone generosa. Y desborda, rebalsa. No entra en el tupper en que cómodamente llevabas y traías tu cotidiano con sus más y sus menos. 

Late fuerte el corazón, que estaba ahí agazapado, sin mucho que contar. Y salta, se desordena. No sabe a qué atenerse. Nadie le dice qué hacer y ahí está, rebotando contra las paredes.

La sonrisa se te dibuja en la cara, y no podés volver a la seriedad, a la mesura, a la circunspección. Sos toda sonrisa. Y brillo en los ojos, y una luz que sólo una mano muy hábil puede pintar. Y, cómo no, sólo un ojo atento puede percibir. 

Ruedas y poleas se ponen en movimiento, una cosa lleva a la otra. Hacia delante. Algo imparable se activa, un hormigueo recorre zonas inhabitadas. Estás ahí, presente, en el presente. Y te disponés a seguir recibiendo. Porque de eso se trata, ¿no? Como cuando te paraste en la tabla y la fuerza de la ola te hizo sentir la delicia de un equilibrio vivo y frágil. El mar es maravilloso, aunque te arrastre, te revuelque, y en un segundo ya no sepas qué es arriba y qué es abajo.

Allá fui. Al encuentro. Porque eso tan preciado está más allá de nosotros. Y, sin embargo, no puede avistarse si no hay deseo en el centro de las tripas. En el oscuro fondo de esa masa informe algo pulsaba antes… 

Y algo, algo inesperado, me esperaba del otro lado. El abrazo. La complicidad. Gratuita, totalmente regalo, fresca como agua de una fuente. 

Beber. Y agradecer. Saciar por un ratito la sed de lo humano en su mejor versión. Andar borracha de sensaciones, desdibujados tiempo y espacio… Surreal. 

Y, sin embargo, y a la vez, tan normal. 

Tan simple, tan cercano. 

Intento espantarla, pero me ronda la pregunta cual tábano molesto… ¿Será que estas coordenadas podrían quedarse a desdibujar mi tiempo, mi espacio un rato más? Un poco, un tanto. O mucho, tanto como quieran. Tengo el sí fácil. Y escucho el agua de la fuente con su glu-glu musical. La sonrisa, intacta. La mirada cómplice, tan presente aún. 


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2 Comentarios sobre “A veces la vida se pone generosa

  1. Valeria dice:

    Ay esos momentos… Que se queden esas coordenadas! Que sigan desdibujando tiempos y espacios, que sea!

  2. Lea dice:

    Como decía tu papá “La felicidad son momentos” No es eterna, no se consigue para siempre pero se repite durante toda la vida, cada tanto. Deseo que, tal como a describís, la estés vivenciando. Besos.

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